Los
arquitectos madrileños contemplamos nuestra situación actual con preocupación y
el futuro con incertidumbre. No nos
faltan datos objetivos: descenso de trabajo, retrasos en los cobros, competencia
creciente, intrusismo, costes que suben (seguros y el propio Colegio),
honorarios que bajan; y para los que empiezan cada vez menos oportunidades, ni
como asalariados ni por cuenta propia. Ya
son demasiados los que han abandonado la profesión, han emigrado o incluso no
han llegado a colegiarse.
Nunca
el Colegio ha estado tan endeudado; una deuda que pende cual espada de Damocles sobre todos
nosotros.
A los arquitectos nos enorgullece nuestra profesión y
necesitamos un Colegio que nos sirva para defenderla y para ejercerla en
condiciones adecuadas; donde todos podamos permanecer, ser escuchados y hacer
valer nuestras opiniones y criterios. No necesitamos un club caro y de pocos.
No necesitamos un palacio de cristal sino
un excelente asesoramiento técnico y cursos de alto nivel a precios
accesibles. No necesitamos autocomplacencia sino compromiso con las necesidades
y problemas de la sociedad de la que formamos parte.
Este manifiesto y programa electoral surge del
convencimiento de que el Colegio solo tiene sentido si se reconvierte en un
instrumento eficaz para los todos los profesionales; para los que
están en activo, para los que no lo
están, y para los que desean empezar su
andadura profesional, sea como autónomos o como asalariados.
Queremos un Colegio austero y eficaz, transparente y
participativo. Un Coam solidario en el que, como desde el nacimiento
de la institución, quienes pueden más contribuyan más a su sostenimiento. Queremos
un Colegio
que prestigie nuestra profesión ante
la sociedad; que haga del valor social y
cultural de la arquitectura el gran aporte de nuestra actividad; que haga que la
opinión de arquitectos y urbanistas esté presente en los debates sociales, en particular
en los de la vivienda, el modelo de ciudad y la protección ambiental.
Queremos que el Colegio facilite la incorporación laboral de los
jóvenes y les ayude a ganar experiencia. Que colabore decisivamente a
nuestra formación, a la igualdad de oportunidades en los concursos, a bajar nuestros
costes de seguros, a defendernos
ante la administración. Un Colegio abierto, donde se
debata sin complejos y se escuchen con potencia las voces de todos los
colegiados.
Entre
todos podemos conseguir que por primera vez el
Coam sea el Colegio de todos los arquitectos.
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